Quetzalcoatl y el hombre barbado

febrero 9, 2010

Ultimamente, he escuchado mucho lo de «los aztecas acogieron a los españoles, porque algunos de sus antepasados eran blancos y con barba». Habrá que hacer algún análisis de esta «Leyenda negra» de la creencia prehispánica en «hombres blancos». Si bien, es cierto, que algunas culturas precolombinas tenían la creencia de que algunos de sus númenes eran de tez blanca y/o con barba abundante y larga, como es el caso de los toltecas.

Los toltecastoltecatl significa «hombre de Tollan», pero con el tiempo pasó a ser sinónimo de «hombre culto» -son una de las culturas de la América Precolombina más curiosas. Tenían un régimen bastante balanceado entre lo religioso y lo marcial. Su clase gobernante era eclesiástica, mientras que los encargados de imponer el orden eran los tlatoani -no confundir con el tlatoani que empleaban los tenochcas para referirse a los gobernantes -que dirigían ejércitos y formaban un cuerpo muy similar a las patrullas de seguridad de hoy en día. Estos «cuerpos de seguridad» estaban formados por integrantes de una tribu que, con el paso del tiempo, se convertiría en el poder absoluto de todo Mesoamérica y algunas partes de Aridoamérica: se llamaban a sí mismos «Colhúas». Pero para no desviarme del tema, explicaré de ellos un poco más adelante.

Los toltecas reemplazaron a la cultura teotihuacana allá por el 970, y en 990 conquistaron las ciudades de Chichen-Itzá, Mayapán y Uxmal, reemplazando al poderío maya en la península de Yucatán. Al inicio de sus tiempos, fundaron Tula inspirándose en la creencia que tenían ellos sobre Tollan, ciudad que fue gobernada por el mítico Quetzalcoatl. Y aquí es donde entra en juego el númen tolteca que adoptaron los aztecas como creencia propia.

Quetzalcoatl y la «Máscara de jade».

Nahualpitzintli Quetzalcoatl es un juego de palabras que crearon los toltecas para definir a un viejo sacerdote que reinó en Tollan, su ciudad sagrada. Nahualpitzintli significa «Príncipe de los nahuas», pero la palabra Quetzalcoatl aún sigue causando controversia. Quetzalcoatl fue un noble príncipe que fomentó el arte, la arquitectura, la escultura y el cese de sacrificios humanos, puesto que no agradaba a los dioses -en la Mesoamérica prehispánica, el término teotl, dios, no era percibido de la misma manera en que los españoles percibían su concepto de un dios -. Con el pasar de los años, el sacerdote se recluyó al ver que la ciudad comenzaba a adorar a otro númen, al que llamaban Tezcatlipoca. Un día, Tezcatlipoca acudió a él, y le preguntó si había alguna desdicha que él hubiera visto en este mundo, a lo que Quetzalcoatl respondió que no; que el mundo era perfecto así, como lo habían creado Ometeotl y Omecihuatl. Entonces Tezcatlipoca le mostró un espejo, que era de obsidiana, y el sacerdote se dio cuenta de que estaba envejeciendo, cosa que le había pasado desapercibida porque pasaba sus días pensando. Desde ese día, Quetzalcoatl llevaba puesta una máscara de jade [1]. Y este es el primer punto clave de nuestra historia. «Quetzal Coatl» viene a significar, también «Cara de jade» [2], nombre otorgado por los toltecas casi al inicio de la época de influencia de Tula. Incluso, en toda Tula, a Quetzalcoatl no se le representaba con una «Serpiente emplumada», sino con una máscara de jade, y a Tezcatlipoca se le representaba como un espejo negro.[3]

La «Serpiente emplumada».

Y para explicar la representación de Tezcatlipoca, la siguiente historia: Un día, Tezcatlipoca le ofreció a Quetzalcoatl lo que éste más deseaba: la Inmortalidad, en forma de bebida. Quetzalcoatl la bebió y he aquí que no era una bebida de la inmortalidad, sino de la locura. Al volverse loco, Quetzalcoatl cometió incesto con su pequeña hermana Xochiquetzal, y después, muerto de la vergüenza, se exilio hacia el mar. Hizo una barca de papel y partió hacia Oriente. Una vez en la lejanía, rezó al Sol para que le llevara con él. El Sol lanzó una llamarada hacia la barca, la cual al ser de papel ardió en llamas. Y el espíritu de Quetzalcoatl subió al cielo en forma de colibrí.[4]

Y de esta historia podemos sacar, aún más datos. Lo primero es que Quetzalcoatl era mortal. No era un númen espiritual, como Tezcatlipoca o Tlaloc. Quetzalcoatl, en uno de sus -tantos -significados, es llamado «Serpiente de plumas» o «Emplumado reptante», es decir, que repta y vuela. Y tratándose de los toltecas esto es importante, ya que la representación de lo físico, en su cultura, se define como una lagartija o una víbora, pues representa lo terrenal. Mientras que lo espiritual viene representado con plumas, con un ave como el águila o el quetzal. Aunque era impropio de los toltecas creer en un númen mortal, en la mayoría de los casos existían este tipo de excepciones. Por tanto, Quetzalcoatl era un númen dual, al igual que la mayoría de los dioses prehispánicos. Lo de la mortalidad de Quetzalcoatl viene respaldado además, por la representación de su espíritu en forma de colibrí. Para los nahuas, el colibrí y el perro eran dos animales que acompañaban a los muertos en su viaje a Mictlán, la tierra de los muertos.[5]

El misterioso «Dios Blanco».

A la llegada de los españoles, los mexicas no fueron hostiles con los españoles, sino todo lo contrario; el Tlatoani Motecuhzoma envió embajadores y vasallos a darles la bienvenida y a agasajarlos.[6] Y aquí ocurrió un hecho curioso que pocos estudiosos de la Conquista comentan: que Motecuhzoma mandó decir a Cortés, por medio de un cacique que los españoles llamaron Pitalpitoque, que no habrían de hacerse la guerra, pues ellos, los culhúas, eran descendientes de un hombre blanco que vestía un casco de metal, como los que cargaban ellos -los españoles -. El cacique se refería a Huitzilopochtli, el cual los españoles llamaron Huichilobos, y llevaba como presente un casco de bronce.[7]

Los aventureros dieron por sentado, que ese casco perteneció a algún europeo que estuvo antes por aquellos lares. Con el tiempo, la historia se deformó; los españoles atribuyeron que, aquél «misterioso dios blanco» se trataba de Quetzalcoatl, el cual los tenochcas definían como «Toteotl Tezcatlipoca Umaquetzal», que significa «nuestro tezcatlipoca que es blanco».[8] Así mismo, adaptaron la historia y dijeron que los servidores de Motecuhzoma tenían miedo a Quetzalcoatl. También uno de los significados que tiene la palabra Quetzalcoatl es «Hermano blanco» o «Hermano precioso», concepto que es fácilmente deformable con el paso del tiempo.

La victoria definitiva de Tezcatlipoca sobre Quetzalcoatl.

El señorío de Azcapotzalco era gobernado por una etnia nahua de ascendencia tepaneca. Los tepanecas eran nobles ricos y poderosos que tenían mucho en común con los toltecas y sus ciudades, y utilizaron a los aztecas de tiempos de Tlacaelel como mercenarios y obreros. Con el paso del tiempo, estos mercenarios colhuas de ascendencia azteca fueron ganando poder y riqueza, hasta que finalmente se asentaron en Texcoco, estableciendo un reino propio y fundando la poderosa ciudad de Tenochtitlan. Después de esto, los aztecas pasaron a ser conocidos como mexicas -descendientes de Mixtli -y tenochcas -habitantes de Tenoch -. Durante las guerras tepanecas, derrotaron a sus antiguos amos, y conquistaron las tierras de los toltecas a los que una vez sirvieron. El Huehuetlahtolli -las enseñanzas de Topiltzin Quetzalcoatl -fue sistemáticamente destruido, y los mexicas crearon su propia religión adoptando los símbolos de los toltecas.

La Reforma de Tlacaelel tuvo demasiado que ver con esto pues así, Quetzalcoatl pasó a ser un sacerdote derrotado que marchó al exilio, y Tezcatlipoca, un dios vencedor. Fue la simbolización del guerrero venciendo sobre el hombre sabio y cultivado, del destructor devastando la obra del constructor, del sacrificio de la vida pasando por encima del cultivo de la misma. Entonces, ¿porqué la cuestión de la relación de Quetzalcoatl con el hombre blanco del que tantas culturas han hablado, como antecesor del invasor europeo?

Conclusiones.

Muchos han dicho que tal vez se trataba de un normando, que fue arrojado a las costas de Norteamérica en épocas posteriores a la Conquista de Anahuac. Otros han dicho que posiblemente se tratara de un comerciante europeo que llegó a América antes que Colón y que, al marcharse, estaba emprendiendo su camino de regreso a casa. Incluso se ha hablado de templarios, de musulmanes, de ingleses y de egipcios. Se ha hablado de orientales y de caucásicos. Se ha querido relacionar al astronauta de Palenque, a Ixbalanqué o a Hunaphú con un posible vínculo europeo. Pues ¿cómo es posible que un mundo tan grande haya permanecido oculto al mundo «civilizado» tanto tiempo? No lo sabemos, pero hay quienes a toda costa creen que ya, antes que los conquistadores, otros pueblos conocían América.

Que Quetzalcoatl sea un dios que se marchó, no fue un invento tolteca, sino mexica, bastante posterior a la época de influencia del señorío de Tollan. Por tanto, no hay ni una mínima prueba de que Quetzalcoatl haya sido exiliado, como decía la tradición mexica. Que Quetzalcoatl haya sido «un hombre blanco» no es de la tradición tolteca, sino de la tradición mexica. Los toltecas lo representaban con la cara cubierta por una máscara de jade. Cuando los aztecas trataron de eliminar la tradición del Huehuetlahtolli adjudicaron a Quetzalcoatl la denominación «Tezcatlipoca Umaquetzal» –coatl umaquetzal, o «hermano de luz» -equiparándolo a «Tezcatlipoca Acamacuitl». Se estableció que Quetzalcoatl había sido derrotado en ingenio y en poder, y se le atribuyó el punto cardinal oriental, hacia donde se dirigen las corrientes. Además, ¿hacia qué otro lugar se podía marchar el númen, si lo único que desconocían los mexicas era el mar?

En cambio, a Tezcatlipoca se le dio el punto cardinal del sur, que era hacia donde se habían dirigido todo el tiempo en su largo peregrinaje, y se le definió como el «dios negro» o «hermano negro» –coatl popoca, o «hermano de humo» . Entonces, ¿Por qué Motecuhzoma llamó a los españoles «sus hermanos», siendo que estos eran blancos? El color con que los aztecas definían a los dioses no tenía nada que ver con el color de la piel, sino con la práctica del esoterismo nahua. Se cree que los mexicas representaban con estos colores a las características de sus creencias. Así, mientras los toltecas y tepanecas nombraban a sus sacerdotes y grandes reyes con la palabra «Quetzalcoatl», en referencia al gran sacerdote de Tollan, los tenochcas denominaban a sus sacerdotes «Popoca», clarísima alusión a Tezcatlipoca, «el espejo que huméa». Y mientras los toltecas tenían sacerdotes que se dedicaban a las artes, los aztecas predicaban los misterios de las guerras.[9]

Muchas son las creencias vagas que nos llevan a conjeturas mal hechas, pero son más difíciles de deshacer si se han transmitido de generación en generación de esta manera. Con esto no pretendo echar por tierra todas las creencias de los lectores y aficionados. Algunas pueden ser correctas. Lo que pretendo es dar por sentado que con el tiempo, las historias se deforman y nos llevan a aceptar conceptos que han sido mal estructurados. No hay pruebas para decir que Quetzalcoatl era un hombre blanco, que vivió entre los toltecas, cuya creencia adoptaron los mexicas, la cual los españoles diversificaron. Eso no es suficiente para desmentir una historia, sin embargo tampoco es suficiente para demostrarla. Y al hacer un repaso de cómo se fueron adoptando las creencias, algunas doctrinas pierden mucho peso.

Notas

[1] Historia general de las cosas de Nueva España. Fray Bernardino de Sahagún. C. XXVII

[2] Testimonios de la Antigua Palabra. Miguel León-Portilla.

[3] Testimonios de la Antigua Palabra. Miguel León-Portilla.

[4] La filosofía nahuatl estudiada en sus fuentes. Miguel León-Portilla.

[5] Historia general de las cosas de Nueva España. Fray Bernardino de Sahagún. C. XXXII

[6] Historia verdadera de la Conquista de Nueva España. Bernal Díaz del Castillo. C. XXXIX

[7] Historia verdadera de la Conquista de Nueva España. Bernal Díaz del Castillo. C. XXLI

[8] Historia general de las cosas de Nueva España. Fray Bernardino de Sahagún. C. XXXII

[9] La visión de los vencidos. Miguel León-Portilla.